Se suele afirmar que la “clase media” fue la protagonista del “cacerolazo” del 19 de diciembre de 2001. Es indudable que esta fracción social (la pequeña burguesía) ha tenido una participación relevante en dicha jornada. Pero lo interesante de esta fecha es que el 19 a la noche se logró la caída de un gobierno que esa misma clase había impulsado al poder de una manera plebiscitaria. ¿Por qué la pequeña burguesía salió ese día a la calle?, ¿Fueron los cacerolazos espontáneos y novedosos?, ¿Qué experiencias de lucha tenía este sector en su historia?, ¿Con qué armas contaba? Estos son algunos de los interrogantes que este grupo de investigación intenta contestar.
Nuestro principal objetivo es conocer los procesos sociales que concurrieron para generar en la pequeña burguesía ese movimiento específico que contribuyó decisivamente a la caída del personal político burgués. En este sentido, observamos los cambios en las formas de protesta de este sector social durante los últimos veinte años, es decir, el abandono de los métodos parlamentarios y la consolidación de la acción directa (cortes de calle, movilizaciones, actos, cacerolazos, etc.). En este proceso de radicalización, vemos que la fracción más movilizada de la clase obrera, la que se organiza como movimiento piqutero, ejerce una dirección moral sobre la pequeña burguesía. Es decir, ésta toma sus métodos y aprende de sus acciones. A partir de diferentes observables, rastreamos las protestas ocurridas durante el período y analizamos su relación con el accionar de la pequeña burguesía en diciembre del 2001.

Sostenemos como hipótesis general, que esta clase social sufrió, durante los últimos veinte años, un proceso de pauperización y proletarización producto del desarrollo capitalista. En consecuencia, la pequeña burguesía argentina encontró cada vez mayores obstáculos para continuar reproduciéndose como tal. Tanto por sus condiciones de vida como por sus intereses, esta clase se fue acercando a la clase obrera, tomando de ella sus históricos métodos de lucha (la acción directa) y consolidando una alianza, cuya mayor expresión es la consigna, ampliamente extendida durante el 2002 “Piquete y cacerola. La lucha es una sola.”

   
      Razón y Revolución Organización Cultural - Todos los derechos reservados